SUPER EMPOLLONAS

Estados Unidos, 2019 (102')
Título original: Booksmart. Directora: Olivia Wilde. Producción: Chelsea Barnard, David Distenfeld, Jessica Elbaum, Megan Ellison, Katie Silberman. Guion: Emily Halpern, Sarah Haskins, Susanna Fogel, Katie Silberman. Fotografía: Jason McCormick. Música: Dan the Automator. Montaje: Jamie Gross. Intérpretes: Kaitlyn Dever (Amy), Beanie Feldstein (Molly), Jessica Williams (Miss Fine), Jason Sudeikis (Director Brown), Lisa Kudrow (Charmaine), Will Forte (Doug), Victoria Ruesga (Ryan), Mason Gooding (Nick), Skyler Gisondo (Jared), Diana Silvers (Hope), Molly Gordon (Triple A), Billie Lourd (Gigi), Eduardo Franco (Theo).

En la larga tradición de las comedias de juergas universitarias y de historias de estudiantes que se van a graduar, podía pensarse que ya está todo dicho, que no hay nada nuevo que contar. Pero aquí está la actriz Olivia Wilde, que debuta en la dirección con esta Super empollonas (horrible el título elegido en nuestro país) para demostrar lo contrario, y que, a pesar de que use (algunos de) los tópicos clichés del género, todo suena a nuevo, a fresco, con un guion ágil y divertido, unos diálogos acelerados e inteligentes, y unas protagonistas en estado de gracias, cuya química llena toda la pantalla e inunda la sala. Además, aporta una nueva visión al género otorgando una mirada femenina y feminista, dándole por completo la vuelta a un género en el que era el chico el que importaba. Incluso cuando eran ellas las protagonistas.
Amy y Molly son dos amigas con una gran complicidad que han dedicado sus años de instituto a estudiar y prepararse para poder entrar en una buena universidad llegado el momento, mientras sus descerebrados y cafres compañeros se pasaban el tiempo bebiendo y de fiesta. Y lo consiguen. Pero, el día antes de la graduación su mundo se derrumba cuando descubren que los que ellas creían perdedores también accederán a universidades de prestigio, por lo que ellas han desperdiciado el tiempo. Dispuestas a compensar la ausencia de fiestas, deciden recuperar los años perdidos en una noche loca.
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Ganadora del premio del público en el Festival de San Francisco, Booksmart tiene un ritmo arrollador desde el primer minuto. El guion es magnífico, y no cae en el error de los excesos de otras cintas. Y es que las dos protagonistas (ambas magníficas, Kaitlyn Dever –Short Term 12– y Beanie Feldstein –Lady Bird-) son coherentes con su personalidad, y no llegan a perder los papeles de la forma desaforada que hubiera ocurrido en una cinta típica del género. Ellas no son así, y aunque quieran (y lo intenten, y claro que lo intentan) no les sale.
Olivia Wilde deja claro que hay que seguir su carrera tras las cámaras después de un comienzo tan interesante como este, en el que se atreve con una divertida escena de animación en stop-motion (que no estaba en el guion original y que fue idea suya) y con una escena de musical, al estilo clásico, rodada en un plano secuencia que recorre casi toda la casa en la que se encuentra.
Magnífico guion, con diálogos ácidos, frases inteligentes, comentarios irónicos y dobles sentidos. No solo de las dos protagonistas, también Gigi, ese secundario que es oro puro (al que da vida Billie Lourd) y que aparece en todos los escenarios sin que se sepa cómo ha llegado allí. Y no olvidemos ese acierto que es que normalizar la condición sexual, y es que aunque la protagonista sea lesbiana, ello no es algo fundamental en la trama, no debe luchar por que ha acepten, ni por aceptarse a si misma. Es algo tan normal que no tiene la más mínima relevancia en la historia.
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