LA VIEJA GUARDIA

Basado en la serie de novelas gráficas homónima creada por George Rucka, que también se ha hecho cargo del guion, La vieja guardia, uno de los últimos grandes éxitos de Netflix, cuenta la historia de un grupo de mercenarios inmortales liderado por Andrómaca de Escitia (a la que llaman Andy) que ha luchado durante siglos (incluso milenios) para proteger el mundo, intentando pasar desapercibidos. Pero en un época digital y tecnológica como la nuestra, con cámaras por todos lados, el buscar las sombras resulta más difícil. Cuando el equipo es reclutado para ejecutar una misión de emergencia y sus habilidades salen a la luz, Andy y el resto del grupo tendrán que luchar para eliminar la amenaza que se cierne sobre ellos, y enfrentarse a la poderosa empresa que busca replicar sus poderes a toda costa.
La película cuenta con algún que otro tópico en su desarrollo, flaquea en su personaje malvado, apenas esbozado, y deja muy claro sus intenciones de hacer una saga (ese final que abre explícitamente paso a una continuación). Y basa casi toda su fuerza en el aspecto visual en sus poderosas escenas de acción, y en un tono psicológico que se percibe en los rostros de los miembros de la banda, sobre todo en el de la líder Andy, que carga sobre sus hombros con el peso de miles de años, con lo que ello implica de los muchas cosas que recordar y las muchas que querría olvidar, con el dolor y el remordimiento de todo lo que ha hecho, de todo lo que no pudo evitar. Y es que la inmortalidad no es tan bonita como muchos podrían pensar, y que, como decía la canción, ¿quién quiere vivir para siempre?
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Son estos momentos los que abren en la historia una grieta que la acerca al melodrama. Esos instantes del pasado, esas personas a las que Andy amó, pero a las que perdió siglos atrás. Abren una trama interesante en la historia, que podría darle más intensidad a la película, pero el problema es que tampoco profundiza lo que debería. A ello se suman los vaivenes en el ritmo y un mayor interés en una trama que, al final, resulta algo simple y previsible.
No obstante, nada tendría sentido sin la presencia de Charlize Theron, la gran estrella de la función, que vuelve al género de acción, en el que ya ha demostrado su buen hacer con cintas como Atómica (de la que pronto veremos su segunda parte) o Mad Max: Furia en la carretera. Ella es el auténtico sostén de una historia que, sin su imponente presencia, no hubiera sido lo que es.

Estados Unidos, 2020 (125')
Título original: The Old Guard. Directora: Gina Prince-Bythewood. Producción: A.J. Dix, David Ellison, Marc Evans, Dana Goldberg,  Don Granger, Beth Kono, Charlize Theron. Guion: Greg Rucka, basado en las novelas gráficas de Greg Rucka y Leandro Fernández. Fotografía: Barry Ackroyd, Tami Reiker. Música. Volker Bertelmann, Dustin O'Halloran. Montaje: Terilyn A. Shropshire. Intérpretes: Charlize Theron (Andy), Kiki Layne (Nile), Matthias Schoenaerts (Booker), Marwan Kenzari (Joe), Luca Marinelli (Nicky), Chiwetel Ejiofor (Copley), Harry Melling (Merrick), Van Veronica Ngo (Quynh), Natacha Karam (Dizzy), Mette Towley (Jordan), Anamaria Marinca (Dra. Meta Kozak), Michael Ward (Lykon), Shala Nyx (Gita), Joey Ansah (Keane).